Ayer, lunes 7 de noviembre, se celebró el primer y único debate entre los dos candidatos, de partidos mayoritarios, a ocupar la presidencia del gobierno de España. Se trataba del primer cara a cara entre dos veteranos de la política: Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy.
El debate, presentado por Manuel Campo Vidal, tuvo lugar en el Palacio de Congresos de IFEMA y fue organizado por la Academia de Televisión Española. Se estructuró en tres bloques además de una breve presentación. En el primer bloque los candidatos trataron sobre economía y empleo, en el segundo sobre políticas sociales y democracia y un tercer y último bloque en el que se apeló a aquellas temáticas de actualidad que los contrincantes creyeron oportunas.
Una de las primeras frases que pronunció un Rubalcaba sereno y seguro a su rival fue: “Si cuenta usted lo que tiene en la cabeza ni sus propios electores le votarían”. El candidato socialista, que mostró en todo momento que conocía a la perfección el programa del Partido Popular, estructuró su discurso y su estrategia atendiendo a tres objetivos principales:
En primer lugar, evidencar que, tras de las propuestas programáticas de los populares existe una intención oculta. Rubalcaba intentó que Mariano Rajoy explicara algunas de las propuestas ambiguas de su programa como la reducción de las prestaciones por desempleo o la revisión, cada dos años, de las pensiones. Lejos de ello, el candidato conservador se limitó a continuar con su discurso, apenas sin responder ni concretar a las preguntas del socialista.
En segundo lugar, el candidato Rubalcaba astutamente, lejos de pretender ganar el debate, buscó movilizar a unos tres millones de ciudadanos (exvotantes socialistas) decepcionados, que las encuestas auguran que no irán a votar, mostrando toda una retahíla de nuevas propuestas.
En tercer y último lugar, concienciar a los ciudadanos de que existen dos modelos de gestión política, el modelo de la socialdemocracia frente al modelo de la derecha. El primero, que representa la garantía de continuidad en la aplicación de las políticas sociales, supondría una mejora de los logros sociales alcanzados a lo largo de la historia gracias a la aplicación de políticas progresistas. El segundo, un modelo conservador y caduco que supondría el cambio, sí, pero hacia un retroceso de los derechos sociales conseguidos hasta el momento: un sistema sanitario público y gratuito, una escuela pública y de calidad, un sistema de pensiones, unas prestaciones por desempleo adecuadas, etc.
Por su parte, Rajoy, aunque podemos concluir que salió airoso del debate, se mostró en todo momento espeso y falto de emoción, confundiendo hasta en dos ocasiones a su interlocutor con el actual presidente Zapatero. Tenía suficiente con no cometer ningún error importante, y por eso no arriesgó.
La opción de la lectura le ayudó a proferir propuestas sencillas sin llevarse a error pero a la vez poco concretas y ambiguas, con frases evasivas del tipo: haremos lo que tengamos que hacer, vamos a cambiar las cosas, no haremos lo que ustedes quieran, etc..
La estrategia del candidato conservador, sabiéndose ganador, fue cubrir al adversario con datos y errores realizados por el actual gobierno, sin arriesgarse a entrar en explicaciones acerca de su propio programa electoral, el cuál demostró no conocer en profundidad. Según Rajoy lo imprescindible en estos momentos es poner orden a un país y a una economía caótica. Por tanto, los objetivos básicos a alcanzar a su parecer, serían, la creación de empleo, devolver la confianza a los mercados y reactivar la economía, así como disminuir el déficit y la deuda externa. Todos ellos, problemas motivados por la mala gestión de las políticas económicas que ha llevado a cabo el actual gobierno liderado por Zapatero.
Ambos candidatos, que mostraron su nerviosismo al inicio del debate, coincidieron en no crear crispación acerca de temas tan relevantes y delicados como la política antiterrorista, cosa que los ciudadanos agradecimos. En cambio, la crispación estuvo servida cuando se trataron temáticas como la Ley del aborto, la ley de Igualdad, o la Ley de matrimonios del mismo sexo.
Los últimos minutos del cara a cara fueron libres para que los candidatos se dirigieran a los ciudadanos. Fue Rubalcaba el que más peleó y más rentabilizó dichos momentos, como buen político experimentado, pidiendo el voto socialista como mejor manera de salir todos juntos de la crisis.
Será difícil que el cara a cara de ayer provoque un cambio de intención de voto significativo como para que los resultados se vean modificados, pero el electorado tuvo una oportunidad más de comprobar qué intenciones tienen los principales candidatos a presidente del gobierno de nuestro país: propuestas frente a planes ocultos.
Todos sabíamos de antemano que el señor Rajoy iba a hacer su guerra centrándose en los errores del todavía gobierno de España. ¿Para qué utilizar otro argumento? La política se sirve del oportunismo y, en ocasiones, el discurso viene acompañado de pequeñas dosis de aires de grandeza. Esto último es la idea de base llevada al extremo, pero es así. Siento la licencia.
ResponderEliminarRajoy no ha inspirado confianza ni tranquilidad con sus intervenciones, eso es un hecho, pero España no va a perdonar al PSOE. De la misma manera que no le llegó el indulto a Aznar en el 2004.
Creo sinceramente que la intención de equivocarse con el nombre de Rubalcaba era algo absolutamente deliberado. No deja de ser poético...
En cualquier caso, la vida continúa y un futuro infausto nos aguarda.
Anónimo,el Partido Popular está haciendo la guerra sabedores del triunfo, es decir, no hacen ruído durante la campaña porque no les interesa, por miedo a equivocarse y meter la pata.
ResponderEliminarAsí lo hicieron estando en la oposición, una oposición lenta y poco constructiva para los momentos que estamos y hemos pasado. Momentos que requerían una oposición más cooperadora y cercana en bastantes temas como es la economía o el terrorismo.
Cierto, las dosis de grandeza les vienen a todos por esas encuentas que les pronostican el triunfo casi irremediablemente. Pero si, torres más altas han caído. Las encuentas del CIS se realizaron antes de la campaña electoral y antes del cara a cara. Este esfuerzo espero que haga decantar los resultados de las urnas según las previsiones. Estoy segura que la mayoría absoluta no les sonreirá.
Yo opino que el error de Rajoy de llamar Zapatero a Rubalcaba no fue intencionado, a diferencia de tí, yo vi a un Rajoy nervioso, tenso al inicio y sin salirse de su pauta para contestar como ya dije en el artículo.
Marina Geli respondía en una entrevista que el President Montilla era Prosa y que Maragall era Poesía. Yo creo que Rajoy es prosa y Rubalcaba es Poesía tomando prestado el símil de Marina Geli.
Para empezar, me gustaría apuntar que ambos estaban nerviosos. Eso es un hecho que no puede negar nadie. Son humanos. De todas formas, es cierto que Rajoy empezó el debate mucho más intranquilo e inquieto. Rubalcaba tuvo mayor autocontrol y tenía las ideas mejor organizadas. No obstante, poco a poco se fueron cambiando las tornas. Rajoy entró en la dinámica de irse por los cerros de Úbeda y esto puso en la cuerda floja al señor Rubalcaba, que se mostró impotente y empezó a perder fuerza paulatinamente porque su oponente no quiso entrar en su juego. Apenas hubo diálogo y los discursos resultaron ser inconexos por falta de transparencia y de emplear un mismo idioma.
ResponderEliminarSi me parece un tanto poética la idea de Rajoy, no es más que por el uso de la analogía para comparar a Rubalcaba con Zapatero. Creo, y es una opinión, que Rajoy pretendía decir a los ciudadanos que Rubalcaba era más de lo mismo. No deja de ser una buena estrategia, pese a mi opinión sobre candidato o el partido político del que procede.
Es probable que a partir del 20N el presidente del gobierno de España no sea Rubalcaba, tal y como a mí me gustaría, pero creo firmemente que aunque el presidente sea Rajoy, no lo será por ganar él las elecciones.
ResponderEliminarSerá el resultado de un conjunto de variables negativas que han coincidido en el tiempo las que hagan que los socialistas dejen de ganar el próximo día 20 (crisis, pérdida de confianza en los mercados, destrucción de puestos de trabajo, etc).
En general, la coyuntura social, económica y política no favorece a los partidos políticos que han gobernado durante la crisis. Lo más probable es que todos reciban un castigo y dejen de gobernar, pero mi pregunta es: ¿todos los equipos de gobierno (de diferentes países y colores políticos) lo han hecho mal para ser castigados?
Sin necesidad de ser muy inteligentes se puede razonar que el mal resultado les venga precisamente por estar gobernando en el peor momento. Grecia ya ha recibido las consecuencias al igual que le puede pasar a España siendo gobiernos de izquierdas. Pero qué me dices de Italia, Francia, Alemania, Portugal, etc. están gobernadas por la derecha y las encuestas les auguran un fracaso rotundo en las próximas elecciones que se lleven a cabo. Bueno, a Italia ya le ha llegado...
Así es que creo que no es bueno hacer demagogia con esta situación que es muy grave y nos afecta a muchos millones de personas de todo el mundo.
Rajoy no ganará las elecciones puesto que se trata de uno de los políticos peor valorados, por debajo de Rubalcaba. Sí, probablemente será el próximo presidente del gobierno, pero sin ser el mejor líder ni el mejor valorado, con una nota de salida nefasta. La gente votará al Partido Popular aferrándose a que el cambio les traerá prosperidad. Craso error!!